
✍🏼 “No vayas, esa zona está en guerra”, me dijo una amiga colombiana. Es brillante, calmada y ecuánime. Pero cuando le conté de mis planes para visitar el Parque Arqueológico de Tierradentro, se preocupó.
Y es que el departamento de Cauca, donde está ubicado Tierradentro es uno de los que viven por lo que los colombianos llaman problemas de “orden público”.
Detrás están las guerrillas que no aceptaron los acuerdos de paz –se conocen como las disidencias–, el narco y los vínculos entre ambos.
Decidí preguntar a amigos que habían tenido contacto directo con visitantes recientes a Tierradentro. Mi conclusión fue que era seguro viajar para los turistas y comencé la logística del viaje.
📍Planear un viaje cuando hasta Google está equivocado
No hay apenas información clara y al día de cómo viajar a Tierradentro desde San Agustín, el otro gran Parque Arqueológico colombiano.
Parece que la distancia es, aproximadamente, de 200 km, aunque incluso Google en este punto está muy despistado.
No hay transporte público directo. Se puede ir iniciando el viaje hacia el oriente, vía Pitalito y La Plata o hacia el occidente, cambiando de autobús sólo una vez en Popayán. Elegí esta opción. No la recomiendo.
Salimos de madrugada en una buseta. Pronto comenzamos a ascender para atravesar el Macizo Colombiano y el Parque Nacional de Puracé por una carretera que nunca tuvo asfalto en ese tramo.
El pasaje brumoso, bello y evocador, no era suficiente para que me olvidase del frío, a pesar de que llevaba mi chaqueta de montaña.
Quise escuchar música para aminorar la incomodidad, pero en cada bache Spotify cambiaba automáticamente de canción.
También rebotaba mi cuerpo. Anoté mentalmente que en ese tipo de viajes debo vestir sujetador de deporte.
Así pasamos dos horas y media en las que avanzamos 29 km.
Al regresar al asfalto paramos en un restaurante de carretera a desayunar e ir al baño. Tomé un café, una empanadilla de guiso y dos frituras deliciosas. Pagué menos de un euro.
A partir de ahí comenzó a bajar la altitud y a subir la temperatura.
Al entrar en el departamento del Cauca vi lo que me pareció una cárcel de alta seguridad. Resultó ser una comisaría de Policía protegida por alambre-espino. Más de una docena de policías con metralletas al cuello caminaban por los bordes de la carretera.
Al final, llegamos a Popayán. 4 horas. 138 km.
🚌 De Popayán a Tierradentro
Compré un billete para el día siguiente que me dejase en el cruce más cercano a Tierradentro, porque no encontré autobús que me llevase hasta la vereda de El Escaño, en el Resguardo indígena de San Andrés de Pisimbalá, donde está el Parque.
👉🏼 Los conquistadores nombraron Tierradentro a este territorio en referencia a su paisaje retorcido creado por la sucesión de nudos montañosos y valles encajonados.
👉🏼 La conquista en esta zona, que duró un siglo, fue brutal. De los cuatro grupos indígenas originarios sólo perviven en su territorio ancestral los Páez/Nasa.
👉🏼 Los hechos más feroces ocurrieron en torno a 1538 cuando el conquistador Sebastián de Belalcázar envió a su teniente Pedro de Añasco a asegurar la ruta entre el Alto Magdalena y Popayán. Añasco pretendió establecer control del territorio exigiendo tributos e imponiendo como ley el terror.
👉🏼 Pronto, un joven indígena incitó a la rebelión. Añasco ordenó su detención y lo quemó vivo.
👉🏼 La rebelión continuó liderada por la Gaitana, la madre del joven tan cruelmente asesinado. Consiguió atrapar a Añasco y le dio muerte tajando lentamente su cuerpo. Después, desapareció. Hoy su recuerdo es un mito vivo.
Desde la carretera de Popayán a Tierradentro se ve un mural gigante representando a una mujer. Es la Gaitana.
A mitad de trayecto paramos para ir al baño y almorzar. Me fijé en las señales de tráfico. En su anverso, tenían pintadas con referencias a las guerrillas. El baño de mujeres del restaurante tiene un cartel irritante.
Finalmente llegamos a una curva en el recorrido y me bajé. Nos demoramos 3.5 horas para recorrer 73 km por una carretera casi toda asfaltada pero en obras para mejorarla.
Un cartel indicaba que Tierradentro estaba a 1,5 km por una carretera de tierra. Arrastré por la grava mi maleta y sus cuatro ruedas. Llegaron intactas.
🏚 En la vereda de Tierradentro
Mi hotel era una casa particular a la que habían transformado en algunas partes para brindar en habitaciones individuales con baño privado, agua caliente y wifi (11 euros por noche).
En la vereda no había apenas turistas. Cené en un restaurante donde fui la única comensal. (Bocadillo cubano con limonada de coco. Casi 4 euros).
Al día siguiente desayuné tamal de papa criolla en la cocina de la dueña de la casa.
Hablé con el otro huésped, un joven alemán que el día anterior había recorrido todos los asentamientos de Tierradentro excepto El Aguacate, por falta de tiempo.
El fue el primero en hablarme de una pirámide cercana.
🟢 Pero, ¿qué es Tierradentro y por qué importa?
Tierradentro está conformado por los los sitios de Alto de Segovia, Alto de El Duende, El Tablón, Alto de San Andrés y Alto de El Aguacate. Es importante porque:
👉🏼 En todos los sitios arqueológicos de Tierradentro, menos en El Tablón, hay decenas de hipogeos que, hasta donde yo sé, son únicos en las Américas.
👉🏼 Tienen una profundidad de hasta nueve metros y se construyeron como lugar de enterramientos colectivos secundarios.
👉🏼 Es decir, cuando los cadáveres ya sólo eran huesos se les desenterraba y colocaba en vasijas sin tapa. Varias de ellas se depositaban en una misma cámara, muchas decoradas con figuras geométricas en rojo, negro y blanco o elementos de la Naturaleza.
👉🏼 No se sabe qué cultura construyó los hipogeos, pero se da por cierto que no fueron los Páez/Nasa, que hoy viven en el territorio.
👉🏼 En cuanto al tiempo, se estima que sus constructores excavaron los hipogeos y los utilizaron entre los años 600 y 900 de la Era Común y luego, por causas que se desconocen, los abandonaron.
👉🏼 También es un enigma cómo pintaron las cámaras a tantos metros de profundidad en la oscuridad, ya que en los análisis que se han realizado de las paredes no aparece rastro de humo, por lo que habría que descartar que se iluminaran con antorchas.
👉🏼 En 1995 la UNESCO reconoció su valor excepcional nombrando a Tierradentro Patrimonio de la Humanidad.
🤯 Un día para ver, escuchar, dolerse, emocionarse y pensar
Abrieron el Parque a las 8 AM y mi entrada como extranjera me costó 14 euros.
Me aconsejaron no correr para llegar al Alto de El Aguacate. Me podía perder si iba sola o me podía caer en el monte y no tendría quien me ayudara.
Con pena, deseché mi plan de recorrer todos los sitios y me dirigí hacia el Alto de Segovia.
Allí un guía guarda una veintena de hipogeos protegidos por tejadillos. Sus entradas estaban cerradas por rejas con candados.
Las escaleras de bajada a cada uno de ellos, salvo la superior, son originales. Cambian su forma y tamaño y algunos escalones parecen diseñados para gigantes. Bajé todos con cuidado pero aun hipogeo bajé arrastrándome sentada y a otro, la Tumba número 8, pegando mi espalda contra la pared.

Cada hipogeo es único, variando en su profundidad, tamaño, decoración y presencia o ausencia de columnas.
Pero en todos ellos, una valla colocada en la última escalera impide el acceso a la cámara.
En Alto de Segovia, cuando se asoma la cabeza sobre la valla, se enciende automáticamente un foco tenue y, ante los ojos, se despliega el misterio.
Líneas, rombos, círculos. Y en algunas cámaras, figuras humanas de caras triangulares y bracitos sobre el pecho.
No recuerdo en qué hipogeo fue que comencé a cantar. Fue un murmullo quedo y el eco se conjugó con la luz, los colores y las formas. Sentí que estaba en un lugar sagrado.
De allí caminé por un camino más estrecho hasta El Duende, que tiene menos hipogeos. Luego seguí por un sendero que llega hasta una carretera sin asfaltar.
En una vivienda que tenía la puerta principal bloqueada por un mostrador compré agua y galletas. La dueña me dejó usar su baño.
Mientras descansaba llegó una moto con dos mujeres y una niña a bordo. Parecían ser madre, hija y nieta.
🏍 La mayor le preguntó el precio del litro de gasolina y pidió dos litros. La tendera salió con una botella de plástico de dos libros de coca-cola llena de un líquido color de la Inka-Cola y lo echó en el depósito de la moto. La mujer pagó 3,70 euros y la moto y sus moteras siguieron su camino.
Yo comencé el mío bajando hacia El Tablón. Me crucé con chivas rebosantes de gente. Los techos acarreaban pilas de sacos sobre los que viajaban adolescentes varones.
Y mientras caminaba esquivando las chivas, fotografiando flores y escuchando la sintonía de Radio Campesina que sonaba en las casas por las que iban pasando, se apareció, inesperadamente, Juancho.
🧭 Juancho cambia mis planes
Una moto que iba en mi dirección paró. Un hombre escuálido, me dijo que iba a San Andrés de Pisimbalá y que si iba a algún lugar en la ruta me podía acercar.
Como iba a El Tablón me subí a la moto y comenzamos a hablar.
El motero se llamaba Juancho y durante años había sido uno de los mototaxistas que trabajaba con turistas, hasta que las noticias de los problemas de orden público habían asfixiado la llegada de visitantes. Me informó que sabía ir a El Aguacate y me podía llevar a La Pirámide.
Al llegar a El Tablón ya lo había contratado por el resto del día (30 euros). No iría a el Alto de San Andrés pero sí a El Aguacate, La Pirámide y las estatuas de la vereda de El Hato. Nos encontraríamos en una hora en el restaurante La Portada.
En el Tablón no hay hipogeos, sólo estatus similares a las de San Agustín, pero lucen más amables.
⛪️ La iglesia de Pisimbalá y la amargura que la devoró
Seguí mi camino ahora buscando el restaurante. De camino me topé con la iglesia doctrinera de Pisimbalá, de origen colonial, muros blancos y techo de paja. Sencilla y acogedora. En uno de los altares laterales, junto al Niño Dios, está la figura de un médico.
Resultó ser una representación del fallecido don Gregorio, un médico venezolano exiliado que en Pisimbalá curó con inteligencia y bondad.
La belleza sencilla de la capilla esconde una historia dramática.
👉🏼 La quemaron en 2013. La prensa nacional cubrió el suceso culpando a los indígenas e implicando que eran unos brutos que destruían arquitectura patrimonio de la humanidad.
👉🏼 Ese año las tensiones en el pueblo estaban candentes por diferencias sobre el sistema educativo. Los indígenas querían que sus niños tuvieran clases en su idioma propio y en español. Los mestizos, liderados por una maestra, sólo admitían que se enseñara en español e inglés.
👉🏼 Pero debajo de esa discrepancia evidente subyacía el problema real que era, como casi siempre ocurre en Colombia, el de la tierra.
👉🏼 En los años 50 y 60 una colonización paisa se había apoderado de las tierras llanas, desplazando a los indígenas hacia las montañas. Ese era el origen del resentimiento bajo el barniz de las diferencias sobre las escuelas.
👉🏼 A día de hoy no se sabe quién prendió la mecha del incendio, pero siempre se supo en las redacciones periodísticas que cubrieron el evento que la iglesia nunca formó parte del complejo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero la falsedad se siguió repitiendo y caló en el imaginario.
😪 Me cuentan algo que no podré olvidar
Antes de almorzar y salir del pueblo ya me había enterado de una tragedia funesta.
👉🏼 Me contaron que no hacía mucho había aparecido en el pueblo un joven con la cara tapada y borracho. Quería que lo transportaran a otra localidad, pero nadie quiso hacerlo por su estado de embriaguez.
👉🏼 Se inició una trifulca, empujaron al muchacho y cayó al suelo. Sacó una pistola y disparó. Le atravesó el pie a un niño que miraba.
👉🏼 La gresca finalizó cuando intervino un policía. Sacó su arma y disparó. La bala atravesó el cerebro del muchacho.
👉🏼 El muerto resultó ser un niño de 12 años.
👉🏼 El adulto que empezó la pelea con un empujón se acercó para recoger del suelo el arma del chiquillo. Era una pistola tipo militar. Estaba decorada con pegatinas (stickers). Desde entonces quiere eliminar de su memoria esos dibujos, pero es incapaz.
👉🏼 Al poco tiempo del suceso apareció la disidencia en el pueblo para averiguar qué había pasado.
👉🏼 Nadie se atrevió a decirles la verdad. Que ellos eran los culpables por llevarse de su casa a un niño con promesas falsas. Que ellos eran los culpables por armarlo con la intención de convertirlo en un asesino. Que sólo ellos eran los culpables al permitir que un muchachito se emborrachara.
Completamente sacudida me dirigí all punto de encuentro. Mientras esperaba por Juancho aproveché para almorzar. Tomé sopa, plato principal, postre, una limonada y café. Pagué 5 euros.
Llegó Juancho y nos fuimos cabalgando en su moto hasta La Pirámide, nuestra primera parada.
🔺 La Pirámide
La Pirámide, que está muy cerca de la cabecera municipal de Inzá, es una formación natural de tres caras en la cima de un cerro. Tiene unos “escalones” fruto de la erosión y la ayuda de los humanos.
Su interés está en el enigma de los túneles que esconde y en el uso que se le da modernamente como fuente energética.
La relación de Juancho con la Pirámide comenzó hace más de 20 años, cuando su propietario era un antioqueño y un alemán se enamoró del sitio y lo compró para criar allí a sus hijos.
Plantó arbustos de coca alrededor de la Pirámide y construyó una cava para envejecer quesos que apestaban y vendía a buen precio a extranjeros en Cali.
Después se fue y vendió la propiedad a unos locales que sustituyeron la coca con café, desmantelaron la cava y levantaron un invernadero en el que secan al mismo tiempo granos de café y la ropa recién lavada.
Cobran 1,16 euros por entrar a su finca y, una vez dentro, se pueden comprar bebidas e ir al baño. Al fondo está La Pirámide.
Treparse a ella está reservado para almas que nunca han experimentado vértigo. En su vértice estaban dos muchachos tiesos como un mástil, absorbiendo, según ellos, energías positivas.

Pero lo interesante está debajo de la Pirámide. Alguien construyó unos túneles altos, profundos y con giros que nunca se entrecruzan.
👉🏼 Es un enigma quién construyó los túneles, la fecha y su función. Todo lo que se afirma como cierto es mera especulación.
Pero hace unos años la Pirámide y sus túneles fueron un imán para los “tomadores” de energías oscuras, durante una moda de magia negra que acabó en horror.
Inesperadamente, un veinteañero asesinó a su bebé. Dijo que el Mal le había llamado por teléfono y se lo había ordenado.
La conmoción acabó con la costumbre de invocar al Mal en La Pirámide.
Desde allí Juancho me mostró en la montaña de enfrente un senderito en zigzag. Por ahí íbamos a subir hasta alcanzar el filo de El Aguacate.
⦚ Fue un ascenso duro. Atravesamos varios pisos ecológicos al cambiar de altura. En varias ocasiones me agarré a troncos de arbustos para no despeñarme.
Casi en la cima nos cruzamos con una muchacha de unos 20 años. Llevaba en los brazos a una niña de unos tres años, que agarraba con sus manos una muñeca. Las acompañaba un perro ladrador. Me sorprendió encontrarlas en un camino tan hostil.
Más tarde conté este encuentro a varias personas. Todas coincidieron en que era una informante de las disidencias en una operación de vigilancia.
En esa zona no vi al Ejército, pero sí que se escuchaban las aspas de uno de sus helicópteros. Tenían su base en Inzá desde que la disidencia había intentado tomar parte del pueblo.
🥑 Por fin llegamos a El Aguacate.
La vista es espectacular.
Hay más de 60 hipogeos aunque poco más de 40 están abiertos. No hay guía del Parque y se entra a ellos libremente.
Sacude ver que están construidos, literalmente, sobre el filo de la montaña.
Son más rústicos, pequeños y antiguos que los del Alto de Segovia pero llaman con fuerza a la imaginación.
¿Qué son los círculos de uno de ellos? ¿Y las lunas en cuarto creciente que parecen acostadas?
Y esas rayas que pobremente conservan su rojo y negro y se combina con otros dibujos, ¿es la división entre inframundo, tierra y cielo? ¿Y qué son los animales?¿Estoy viendo a una salamandra?

Comenzamos a bajar lentamente para evitar que yo me cayese o precipitase al fondo de la ladera.

🗿 Ultima parada: las estatuas de la vereda de El Hato.
En esta vereda han aparecido varias estatuas que parecen estar relacionadas con rituales de la fertilidad, pero su protección es reciente y no es raro encontrarlas en casas como adornos o elementos constructivos.
Fue un buen final a un día intenso.
Llegué al hotel, me duché y me acosté sin cenar. Estaba maravillada por los hipogeos, estremecida por la vida de alguna gente y agotada por el esfuerzo físico y mental.
Al día siguiente viajé desde el cruce de Tierradentro a Cali. Siete horas para avanzar unos 200 km.
En el camino nos pararon y verificaron la identidad tres veces, dos la policía y la última el Ejército.
Pero esa ya es otra historia.
👉🏼 Si esta carta no te mola, por favor, date de baja en el enlace de “Unsubscribe” que verás en el final de este boletín.
👉🏼 Si no estás suscrito y te gustaría, por favor pincha en el botón. Es gratis.
👉🏼 Y si sabes de alguien a quien le pueda gustar esta carta, por favor haz click en el botón para compartir:
🥰 Gracias mil por estar ahí. Esta carta la he escrito en Bogotá, donde siempre parece que es otoño-casi-invierno.
Tengo un caso leve de un virus que puede ser resfriado, gripe u otra cosa. He pasado el día en cama. Incapaz de leer, por el dolor de cabeza, me ha quedado el recurso de las telenovelas coreanas.
Que te mejores pronto!! Espero impaciente el siguiente relato!
¡Qué viaje y cuántas vivencias! Es triste saber que en muchos territorios (no sólo en Colombia) se vive atravesados por la violencia.