👋🏼 gente!
Esto es Raíces y Ramas, la carta dominical de historias de otros para repensar las nuestras.
✍🏼 Esta carta va de un pichabrava o de almas rotas. Depende de lo que el recordador elija recordar.
Esta historia comienza en 1844 cuando la Naturaleza sorprendió al hogar campesino de Manuel López (52 años) y María Angela González (50). Ese verano se hizo realidad literal el refrán de “éramos pocos y parió la abuela” cuando vio la luz Francisco Norberto, el séptimo, y último, hijo del matrimonio.
De su niñez y adolescencia no quedó rastro pero de su vida adulta quedaron los documentos y rumores que han sobrevivido al paso de un siglo y medio.
Lo que se cuenta es que Francisco Norberto, al hacerse mozo, se asoció con su hermano Tomás, que era tratante de ganado y le llevaba más de 20 años.
Se dice que mientras Tomás se desplazaba a las ferias a vender y comprar animales, Francisco se quedaba en la aldea y se ocupaba de cebarlos y cuidarlos.
Se rumorea que Francisco, además, se “ocupaba” de la esposa de Tomás.
Y siguiendo un buen argumento de telenovela, the plot thickens cuando Tomás enviudó y se casó de nuevo. Según las habladurías, Francisco Norberto habría seguido con la costumbre de “ocuparse” de la cuñada durante las ausencias de Tomás.
El fin de la película sería abierto, con múltiples pistas dando a entender que Francisco Norberto era el verdadero padre de varios de sus sobrinos legítimos.
Los documentos de ese sainete no cuentan nada, pero registran una historia paralela en el tiempo y que la memoria borró.
Los papeles muestran que cuando Francisco Norberto tenía 23 años se casó con Esteban (que no Estebana) Noboa, moza de 25 de una aldea cercana. Era febrero de 1868. Pronto fueron padres.
Esteban es un nombre que en aquel entonces podía ser de varón o de mujer, aunque casi siempre lo era de varón.
Otro ejemplo era Ventura, a veces escrito como Bentura. Se nombraba así tanto a niñas como a niños.
Cada vez que nacía una niña, vivía: Manuela (mi tatarabuela), Estrella, Generosa, Rosa y María Josefa.
Cada vez que nacía un niño, moría: Antonio, y otro Antonio, y otro Antonio. Todos con el mismo nombre. Ninguno llegó a los dos años.
Francisco Norberto y Esteban enterraron a tres angelitos.
De eso nadie se acuerda.
****
La vida reducida a un número limitado de “fotos”.
La memoria es fascinante. Qué recordamos y qué olvidamos nos rinde una imagen distorsionada de la persona recordada, pero una muy veraz sobre nosotros, los que recordamos.
🗝 Llaves para abrir tu historia familiar
🟢 Si crees que a alguno de tus antepasados lo llamaron a filas durante alguna de las guerras coloniales como, por ejemplo, la de Cuba, puedes pedir su expediente al Archivo Militar de Madrid.
🎡 Ideas para indagar en familias
🎧 Porque hay distintas formas de ser madre: Por 40 semanas, de Radio Ambulante.
🎧 Este es un podcast que escuché durante la pandemia y se quedó tan dentro de mí que me he hartado a recomendarlo: Seria y dulce, de Las Raras.
🎧 Y un episodio de un podcast colombiano que me encanta: El rastro del amor en la montaña, de Un periódico de Ayer.
🙏🏼 Por favor, déjame saber tus sugerencias, comentarios, quejas…. Puedes hacerlo en los comentarios o simplemente contestando el email, como harías con cualquier otro.
👉🏼 Si no quieres recibir esta carta más, por favor, presiona unsubscribe al fondo de esta página.
👉🏼 Si no estás suscrito/a, por favor hazlo en este botón:
👉🏼 Si te ha gustado, compártela. Me harías un gran favor:
🌷 Un millón de gracias por abrir esta carta que cada domingo llega a tu buzón.