Hola, ¿cómo estás?
Esta es una nueva carta de Raíces y Ramas, la bitácora de mi viajar lento con mirada propia.
Cuando recibas esta carta estaré ya en Río de Janeiro, pero quiero contarte de mi última semana en Paraguay.
🚙 Una estadística paraguaya loquísima 🚙
Empiezo por una estadística que leí y a la que no paro de darle vueltas: en los años 70, el 80 por ciento de los autos en Paraguay eran robados.🤯
Se ve que el desmadre comenzó con hurtos de coches tipo familiar en Brasil. Allá se robaban, se cruzaba la frontera y en Paraguay se vendía.🇧🇷
Al poco, alguien pensó que el riesgo era el mismo por birlar un auto barato que con uno de alta gama. Y así se amplió el parque automovilístico paraguayo.
Cuando los brasileños se pusieron las pilas, el “negocio” cruzó frontera y los autos comenzaron a robarse en Argentina para pasarlos hacia Paraguay.🇦🇷
Llegó un momento en que había tantos coches robados dentro de Paraguay que alguien pensó: ¿por qué no los robamos aquí mismo? Y ahí empezó la nueva moda.
👉🏼 Nadie podía denunciar el robo de su auto porque nadie podía demostrar que el auto era suyo.
¿Y qué andaba haciendo el gobierno para permitir este desaguisado?
Pues la dictadura del general Alfredo “el rubio” Stroessner, la más larga de Latinoamérica, andaba a lo suyo: represión y desfalco del estado a lo grande.
Una de las grandes fuentes de dinero fue todo lo relacionado con la construcción de la represa binacional de Itaipú, propiedad de Brasil y Paraguay,
Varios hechos sucedieron en los 80, entre ellos el fin de la construcción de Itaipú, que llevaron a Paraguay a una gran crisis económica.
Cuando la situación ya no daba para más, hubo un golpe militar en contra de Stroessner. Era el año 1898 y así se puso así fin a una dictadura de 34 años.
Siguiendo una tradición relativamente común en algunos países de Latinoamérica donde el cotarro se lo guisan y se lo comen un número reducido de familias, el autor del golpe – el general Andrés Rodríguez– y Stroessner eran más que conocidos: eran consuegros.
Y si hablo de toda esta historia es porque he pasado mis últimos días en Paraguay en Ciudad del Este, lugar que hasta el golpe del 89 se conoció como Presidente Stroessner.
🚌 La experiencia de viajar de Encarnación a Ciudad del Este 🚌
En Chile y en Argentina viajar en bus en trayectos largos es muy cómodo. En Paraguay, no.
Lo viví en el recorrido entre Asunción y Encarnación, pero nada me preparó para la conexión entre Encarnación –la tercera ciudad de Paraguay–y Ciudad del Este - la segunda.
Cuando compré el billete, el vendedor me dijo que los 275 km de distancia llevarían “unas cinco horas”. El chofer opinó que “unas seis”.
Al final fueron 6 horas, 40 minutos en un autobús que parecía de la época de la Guerra del Chaco.
Si algo se rompió en el pasado del bus, así quedó o se le intentó arreglar con una cinta aislante.
El sistema de aire acondicionado en el mes de más calor en Paraguay era “natural”. Es decir, las ventanillas a nivel de viajeros cerradas pero las pequeñas a la altura del techo, abiertas. También dos trampillas en el techo.
Pero aquí el verano es época de tormentas. Así que por momentos había que decidir si querías ir seco de lluvia pero empapado en tu sudor o al revés.
Salimos de la terminal llenos pero eso no impidió ir parando a lo largo de la ruta para incorporar más pasajeros que viajaban de pie. Colocaban a sus bultos donde podían.
Hubo un momento que eso fue mucho con demasiado para tres polacos que hablaban inglés y me preguntaban qué estaba pasando. Agarraron sus bolsas duffle y exigieron al chofer que los dejara bajar.
Estuve en un tris de irme con ellos. Me frenó el lugar. Era el medio de la nada. Todavía me acuerdo de ellos y me come la curiosidad de saber cómo consiguieron un taxi o un Uber para salir de en medio del campo.
El viaje me tuvo ocupada fijando cada poco mi maletita verde, que daba brincos en la bandeja de equipajes y amenazaba, a cada rato, con asesinar a un viajero. Al final decidí llevarla en mi regazo como si fuera un niño.
El paisaje siempre fue hermoso. Tierras naranjas, vegetaciones y cultivos verdes.
Pasamos entre la gran zona de yerbateras y, ya llegando a Ciudad del Este nos unimos a la carretera doble que une Asunción con CDE y ahí se acabaron los trompicones.
Coincidió con una zona de colonias con población de origen japonés, francés, suizo y alemán. Están muy juntos, pero según lo que me han explicado, no revueltos.
😳 Ciudad del Este, la ciudad fea 😳
La ciudad es tan poco agraciada que parece que la planeó su enemigo. Su interés está en que es la meca de las compras en la tri-frontera.🇦🇷🇧🇷🇵🇾
En las cercanías merece la pena visitar la represa de Itaipú, que sigue siendo una pieza fundamental para Ciudad del Este y para todo Paraguay.
👉🏼 Es un coloso de la ingeniería que tiene en su récord ser la central eléctrica que más electricidad produce en el mundo.
Se puede visitar de día y de noche, cuando la iluminan. La visita dura un cuarto de medio telediario pero es linda.
Al parecer todo el mundo quiere trabajar en Itaipú porque los beneficios y los sueldos son espectaculares en comparación con el resto de Paraguay. Es difícil entrar como funcionario y, al parecer, requiere cierta dosis de contactos políticos.
También es muy linda la visita a los Saltos del Monday. La palabra que los define es exuberancia.
Pero realmente la ciudad, que está separada de Brasil por un puente con tráfico intensísimo, incluido un enjambre de motos que aparecen, es, en sí misma, un enorme centro comercial.
Es el lugar donde brasileños y argentinos, que tienen también una frontera a menos de 20 km, compran tecnología, alcohol, marcas de ropa deportivas y de lujo, chocolates, alimentos gourmet, joyas y arte para gustos, honestamente, un poco rancios.
La tecnología es el punto fuerte. No sólo entendida como teléfonos y ordenadores o limitada a Apple o Samsung. Es TO-DO.
Todo lo que se puede necesitar para alisar o rizar el pelo, ser un influencer, sacar fotos con el último dron, secadoras, aspiradoras, planchas del futuro. Piensa en algo y lo tienen.
Es también el paraíso de la cosmética: europea, estadounidense, japonesa, china y, por supuesto, coreana. Me pasé una mañana probando cremas y maquillajes.
Nunca vi vinos de tantos lugares diversos, además de los que me esperaba de Chile, Argentina, España, Francia e Italia, había decenas de opciones de lugares tan dispares como vinos australianos, de Moldavia o del valle de la Bekaa en Líbano. También mucho coñac francés de más de $1000 USD la botella.
Pero lo que más me llamó la atención fue la cantidad de perfumes, de todas partes, pero dominando los procedentes de los países árabes. Había miles de marcas con botellas con tendencia al dorado y el rococó.
Las tiendas grandes tienen mostradores dedicados a guardar las maletas de los clientes, donde van guardando lo que compran, y a probar que todo lo que se compra, funciona.
Algunos centros comerciales gigantes albergan en su interior otro distinto, como el Shopping China Importados que está dentro del Shopping París.
No voy a confesar las horas que me pasé mirando y probando sus mercancías pero desde entonces soy fan de las mascarillas coreanas baratas.

👉🏼 Los precios no son realmente más baratos que en Europa o Estados Unidos. Sólo si llevas el pasaporte te quitan el IVA, pero eso pasa en muchos otros países.
El éxito de Ciudad del Este está, en mi opinión, en dos puntos: Por un lado, la abundancia y variedad y, por otro, que está en la tri-frontera.
En Brasil y sobre todo en Argentina los precios de la tecnología están híper inflados, entonces, por comparación, Ciudad del Este es una ganga.
Además, los precios están marcados en guaraníes, dólares y reales (el peso argentino, lo siento, pero nadie lo quiere excepto Casas de Cambio puntuales o mega centros comerciales, y en esos casos les hacen a los argentinos un cambio horrible).
Los dólares tienen que ser de las últimas impresiones y en calidad prístina. Esto es una manía de los bancos en toda Latinoamérica y por eso nadie te admite dólares que no estén planchados y nuevecitos. Seguro que hay una razón pero yo la desconozco.
En todo caso, en los cajeros automáticos de Ciudad del Este se puede retirar dinero en guaraníes o dólares que cumplen los requisitos.
Lo que más me llamó la atención es que en cuestión de pocos metros se pasa de tiendas de súper lujo a locales invadidos por una marabunta de compradores tecnológicos.
Y de ahí, casi sin intermedio, se pasa a las tiendas callejeras que ocupan las aceras y donde pueden comprar casi lo mismo, pero falso.
Un gran zoco donde el asfalto se lo pelean coches, motos, compradores con maletas y vendedores ambulantes.
👉🏼👉🏼👉🏼 Lo que me perturbó de Ciudad del Este fue ver a niñas, a las que faltaban años para llegar a la adolescencia, comprando maquillaje como si fueran mujeres, con labios pintados y llevando en sus mejillas blush.
Una criatura brasileña, que debía tener unos siete años y explicaba a su madre que era el contouring, llevaba unas pestañas tan largas que sólo podían ser postizas. No estaba jugando a ser mayor. Estaba de compras.
A menos de 200 metros, otra niña, pero local e indígena, quizá de la misma edad que la brasileña, vendía en la calle paquetes de caramelos de fresa y naranja por 2000 guaraníes. Ningún adulto la acompañaba, ningún adulto la protegía. Me enrabietó.
🇵🇾 Casi tres semanas en Paraguay 🇵🇾
Es un lugar, definitivamente, off the beaten track.
muy barato
seguro para los turistas
extraordinariamente amable
con un gran paisaje.
Tienen, además, una gastronomía todavía muy propia, en un mundo donde todo tiende hacia la uniformidad.
Y el tereré está en todas partes. Puedes llenar tu recipiente en muchas esquinas y puedes, además, añadirle yuyos (remedios basados en hierbas de la medicina tradicional paraguaya).
Pero no se pueden ignorar las desigualdades sociales que están ahí, frente a ti. Cuando más europeo, más en la cima de la escalera económica estás. Cuando más indígena, más al fondo.
En cuanto a las infraestructuras, digamos que tanto los paraguayos como los extranjeros apreciaríamos otras carreteras, aceras y cañerías.
Pero yo, honestamente, volvería dentro de unos años.
Me quedé con ganas de ir al Pantanal, pero incluso los de Turismo de Paraguay confiesan que llegar allí no es imposible, pero que está difícil.
Te escribo el domingo que viene.
Abrazos.
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🥰 Gracias mil por estar ahí. Esta carta la he escrito desde Río de Janeiro, Brasil.🇧🇷
Como me gustan estos relatos. Me voy imaginando cada pedacito del lugar del mundo que nos cuentas. Siento hasta los ruidos y olores.
Por otro lado, me parece increíble lo poco (o nada) que se sobre la historia de Paraguay. Gracias por compartirla.
Me encantó está carta! Buen viaje