✍🏼 Hola.
Esta carta empieza con una curiosidad. Parece tonta, pero está relacionada con esta historia.
¿Sabías que Estados Unidos llegó a poseer un centenar de islotes en el Pacífico y el Caribe?
La fiebre por ocupar territorios no reclamados por ninguna jurisdicción y sin población nativa arrancó con una ley de mediados del siglo XIX que autorizaba a los estadounidenses a tomar posesión para su país de ínsulas, cayos, atolones y arrecifes que reunieran esos requisitos.
Y debían cumplir con otro más…debían tener mierda 💩 Mucha. Eso sí, principalmente de aves marinas. O, lo que es lo mismo y suena mejor, debían tener guano.
El guano, que se podía usar en la fabricación de pólvora, tenía un nuevo uso estrella: era el fertilizante que empujaba un notable crecimiento de la agricultura en Estados Unidos y Europa.
En ese momento sólo se conocía otro gran fertilizante: el salitre, una mezcla de nitrato de sodio y nitrato de potasio que, al igual que el guano, tanto servía para fertilizar como para fabricar pólvora.
Se da la circunstancia de que el salitre sólo se da de forma natural en Sudamérica, en zonas de lo que antes de la Guerra del Pacífico (1879-1883) eran de Bolivia y Perú y que después del conflicto quedaron, en buena parte, dentro de las fronteras chilenas.
Pasmosamente, esas costas del Pacífico son copiosas también en guano.
Para romper esa dependencia del monopolio sudamericano del guano y del salitre es por lo que EE.UU. se dedicó a tomar posesión de islotes a diestro y siniestro.
Hoy, de aquel mundo, a Estados Unidos le quedan nueve territorios que se conocen como Minor Outlying Islands.
Hoy, de aquel mundo, a Chile le quedan las ruinas industriales de Humberstone y Santa Laura, que desde 2005 son Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO, uno de los siete que tiene Chile.
🚌 Mi tour a las salitreras de Humberstone y Santa Laura
Están ubicadas a una hora de Iquique, en la planicie desértica que es la pampa de Tarapacá.
El tour se inicia por Humberstone, donde se compra la entrada para las dos salitreras.
Es un recinto desmesurado, aunque sólo se visitan las instalaciones que ocuparon obreros, empleados y administradores.
👁 Es importante tener en cuenta que lo que vemos sólo nos permite hacernos una idea de cómo era una de las principales salitreras de Chile a partir de los años 30, cuando importantes reformas mejoraron la calidad de vida de las 3.700 personas que allí vivían y que incluían mujeres y niños.
🕵🏻 Las mejoras se deben, en gran parte, a los esfuerzos del químico inglés James Humberstone, ya entonces conocido por haber revolucionado la producción del salitre.
👉🏼 Los ingleses le agradecieron a Humberstone sus mejoras en la industria nombrándolo miembro de la Orden del Imperio Británico.
👉🏼 Los chilenos expresaron su gratitud llamando por su apellido a la principal salitrera y cambiándole el nombre de James por el de Santiago: Santiago Humberstone.
Es decir, lo que se ve en Humberstone no se replicó en la mayoría de las oficinas salitreras, que eran más pequeñas y tenían menos oficiales. Tampoco se corresponde con el período más activo de las mismas.
De hecho, cuando se introdujeron las reformas en Humberstone, las salitreras ya estaban tocadas por el ángel de la muerte.
👉🏼 El cambio en la historia del salitre del que ya no habría vuelta atrás se originó con la I Guerra Mundial. Inglaterra y Alemania se convirtieron en enemigos y el primero, con importantes intereses económicos en las salitreras, expulsó al segundo del acceso al fertilizante.
👉🏼 Alemania respondió inventando el salitre sintético e iniciando así la cuenta regresiva para el cierre de las salitreras en el otro lado del mundo. En el caso de Humberstone el candado se echó, definitivamente, en 1960 después de años muy difíciles.
Para los turistas la primera parada del tour dentro de Humberstone es la plaza del poblado.
Ahí nos enteramos que la iglesia sigue funcionando 💒.
Se abre para celebrar las Fiestas Patrias a la usanza pampina, cuando cientos de familias vinculadas a la salitrera pasan el día jugando, bailando, comiendo y yendo a misa.
Pero quizá el edificio más interesante de la plaza es la pulpería. Era un gran almacén que pertenecía a la empresa y donde los empleados compraban todo lo que podían necesitar, desde comida y bebida a tejidos o papelería. En su interior se pueden ver réplicas de mostradores y estanterías.
Todos los precios los fijaba la empresa. El pago, hasta mediados de los años 20, era en fichas que emitía la propia empresa.
Eso era así en todas las oficinas salitreras, en las que durante décadas no circuló el dinero, sólo las fichas. Y cada oficina tenía las suyas.
Esto significaba que no se podía ahorrar para ir a trabajar a otra parte y que si se contraía una deuda no quedaba de otra que seguir trabajando en la misma salitrera, porque no había forma de conseguir esas fichas en otra parte para saldarla. Nadie de afuera podía ayudar, ni siquiera la familia.
👉🏼 La combinación de pago en fichas y de fijación de precios en la pulpería por parte de las empresas está detrás de la gran protesta del salitre en 1907 y que acabó en la masacre de la escuela de Santa María en Iquique, la mayor matanza obrera de la historia de Chile.
🟢 En Humberstone hay un pequeño museo dedicado a esta masacre.
El tour continúa por calles dedicadas a cuartos de obreros solteros, que se compartían entre varios, y casas de obreros casados que tenían cocina propia.
Ni cuartos ni casas de obreros tenían baños propios, sino que eran colectivos y estaban ubicados en la última casa o cuarto de cada calle.
😶 (Todavía no me decido por si era una suerte que te tocara la casa con el cuarto de baño o si era una maldición tener a toda la calle aliviándose a la puerta de tu cocina. Como yo soy mujer, siempre me correspondería una casa, como esposa de o hija de o como profesional en el caso de ser maestra).
Cuando un niño varón cumplía los 13 años debía abandonar el hogar de sus padres. Las opciones eran salir de la salitrera o mudarse a un cuarto de soltero y empezaba a trabajar. A las mujeres se les permitía seguir en el hogar familiar hasta casarse.
Los niños podían asistir a cualquiera de las dos escuelas del poblado: la privada, que era católica, y donde estudiaban los hijos de trabajadores en la mitad del escalafón, y la pública.
Esta última era excepcional para el tiempo y el lugar. Se centraba en las artes y permitía el estudio de niños y niñas en la misma aula. Los estudiantes eran una mezcla de hijos de obreros muy humildes y administradores de alto rango.
La presencia de los hijos de los administradores, muchos de origen anglosajón, se debía a que así evitaban enviar a sus niños a la escuela católica. Su presencia es lo que explica la calidad de la enseñanza.
🎯 Era tan reconocida la escuela pública de Humberstone que incluso la poeta Gabriela Mistral pidió –y se le concedió– enseñar allí por unos días.
Al pasear por las aulas es posible sentarse en pupitres originales, ver las pizarras, leer testimonios de antiguos estudiantes o tocar la campana.
En los patios de ambas escuelas quedan canastas de baloncesto anaranjadas y agrietadas por el tiempo.
Caminando por el poblado también se ve lo que en su día fueron pistas de tenis, aunque en los días de fiesta grande se permitía jugar al fútbol.
En las salitreras de influencia estadounidense en la administración se dejaba fuera al tenis – siempre presente en las inglesas–, y aparecían los campos de béisbol ⚾️
Otra característica de Humberstone es la existencia de un hotel de cinco habitaciones, donde se podían alojar los familiares de los administradores o empleados, como maestros y médicos.
Incluso llegó a haber un teatro/cine donde podía entrar cualquiera que pudiera pagar alguno de los distintos tipos de entrada.
Las paredes siguen pintadas de verde menta y en los laterales hay carteles gigantes que recuerdan a Santiago Humberstone y a mimos y músicos que triunfaron en ese teatro.
Pero nada me llamó tanto la atención como la piscina de hierro con remaches y su trampolín.
Su aparición inesperada detrás de edificios, su coloración oxidada, su enclave en un desierto abrasador al mediodía y helador a medianoche le presta un halo irreal. Se ajusta al guión de una novela, pero está allí. Se puede mirar, tocar y fotografiar.
Todas las clases sociales se mezclaban en la cubeta, aunque los cambiadores eran diferentes para administradores y obreros.
Antes de llegar al final del tour, que se alarga por dos horas, se pasa por el hospital, que es un recuerdo de que en las salitreras había tasas muy altas de accidentes laborales y mutilaciones.
También se pasa rápido por la centralita de teléfonos, la sede de los bomberos y la enorme panadería, que hacía más de 4.000 panes por día.
El final de la visita son varios museos, de los que dos se llevaron mi tiempo.
Primero, el de la cocina. Guarda artilugios muy gastados que alguna vez se usaron en Humberstone. Lo que me llamó la atención fue la cantidad de latas de té. La influencia inglesa que llegó y ya no se fue.
El segundo fue el de juguetes. Muy humildes pero sin duda hechos por madres y padres amorosos retorciendo alambres para las niñas y niños de sus ojos.
De Humberstone se va a Santa Laura, que está muy cerca pero era una oficina salitrera independiente. También cerró en 1960.
En Santa Laura se visitan las ruinas que permiten seguir el proceso industrial de fabricación de la salitre, iniciando por el punto 1, donde llegaban los obreros que trabajaban a destajo arrancando el mineral al que llamaban caliche y lo llevaban en carretas tiradas por mulas o burros a la salitrera, para empezar el proceso de molienda.
🐴 Después del cierre de las salitreras se soltaron los animales de carga. Muchos sobrevivieron dejando el desierto y moviéndose hacia el inicio del altiplano.
🙌🏻 En la carretera que va al Parque Nacional de Isluga pueden verse recuas de burros salvajes. Son los descendientes de los que resistieron y perduraron.
En Santa Laura no hay poblado obrero que ver. Lo desmanteló la empresa para que se fueran los obreros, que no querían irse porque el cierre de la salitrera significó que se quedaban sin trabajo y sin casa.
Es claro que Santa Laura, objetivamente, son ruinas de metal en un desierto.
Históricamente, forma parte del engranaje que explica cómo un mundo interconectado giró décadas atrás, con su ciclo de auge y caída.
Pero visualmente es deslumbrante. Hermoso en su crudeza y fantasmal. Se combinan:
la luz cenital del sol creando sombras duras
el marrón rojizo del metal oxidado
el suelo desértico entre pardo y amarillo
….el silencio de la pampa y de la nada…
un azul intenso en el cielo
Geometrías y simetrías, líneas, ángulos y círculos. Repeticiones de máquinas.
Es un paisaje espectral.
Y yo pensé… esto es el paraíso de unos fotógrafos que conozco.
Ojalá un día vengan.
….Una cosilla….
Chile no tiene fama en el extranjero como lugar de buceo, pero a mí me encanta.
Es cierto que el agua está fría, incluyo en el norte. Por primera vez buceé con capucha y traje semi-seco. Pero el agua rebosa con vida. Es una gozada.
Este video súper corto (para que no pese), es en Playa Blanca, un lugar lleno de “arbolitos-alga” y mejillones.
No estoy a mucha profundidad, quizá a 12 metros, y eso se nota en el esmalte de uñas, todavía se ven rojas.
El rojo, para quienes no buceen, es el primer color que desaparece con la profundidad. En muchos de mis videos buceando mis uñas salen azuladas. Es la profundidad.
👉🏼 Si esta carta no te mola, por favor, date de baja en el enlace que verás en el final de este boletín.
👉🏼 Si no estás suscrito y te gustaría, por favor pincha en el botón. Es gratis.
👉🏼 Y si sabes de alguien a quien le pueda gustar esta carta, por favor haz click en el botón para compartir:
🥰 Gracias mil por estar ahí. Esta carta la he escrito desde Iquique, Chile. Cuando la recibas estaré por unos cerros con un historiador buscando geoglifos.