Hola,
¿cómo estás?
Estoy en Santiago, recién aterrizada de Rapa Nui, pero hoy quiero contarte mi semana en Valparaíso, la ciudad más pintada, rayada y graffiteada que conozco.
Odio la frase “no te va a dejar indiferente” en los títulos de artículos de viajes. Pero hoy soy yo quien cae en ese lugar común.
Valparaíso provoca. Puede ser amor o aborrecimiento, pero nunca indolencia. Déjame ponerte en contexto.
Qué dicen por ahí 📣
La embajada estadounidense recomienda extremo cuidado a sus nacionales que visitan la ciudad.
Los grupos de Facebook de expatriados y mochileros aconsejan evitarla o limitarse a tours privados. El contexto es la situación de inseguridad en algunas ciudades chilenas.
La UNESCO, que en 2003 la declaró Patrimonio de la Humanidad, apremia a las autoridades a frenar el deterioro de sus icónicos ascensores. De un total de 15, sólo funcionan siete.
Lo que yo vi 👀
Sí, es verdad. Valparaíso tiene zonas degradadas y hay que ser juicioso sobre dónde se saca el monedero o el teléfono. Pero está tan viva que sentí que tenía que recorrerla.
Durante días recorrí los mismos cerros y sólo paré cuando el dolor de los gemelos por trepar y descender continuamente pasó de moderado a agudo.
Caminé sin rumbo entre fachadas pasteles, subí escaleras con mensajes filosóficos, fallé en comprender cientos de murales y sonreí cada vez que me subía a uno de los ascensores centenarios. Suenan como orquestitas de madera y metal.
Entré a decenas de galerías de arte, me crucé con personajes de estilos de vida alternativa que desconozco, comí y bebí en restaurantes donde el alcohol, el pescado y las vistas son extraordinarios.
Y compré imanes, marcapáginas y postales a artesanos callejeros que tienen saben el arte de no atosigar a los turistas.
Creo que la mejor forma de guiarte por Valparaíso que yo vi es a través de las fotos que tomé.
Valparaíso: un puerto pegado a cerros🛳 🏔
Si conoces Lisboa u Oporto, imagina una de esas ciudades y una mano invisible en la parte superior que estira y retuerce la ciudad hacia arriba.
Valparaíso es empinadísima.
Sus cerros –dicen que 42– se engarzan unos a otros. Aunque los turistas suelen limitarse a los de Concepción y Alegre, yo también recorrí Mariposas, Florida, Bellavista, Cárcel, Panteón y Cordillera. Siempre de día.
Al principio me sorprendió ver que en las calles escarpadas donde hay tráfico de autos en doble sentido las personas sin recursos actúan, de motu propio, como semáforos humanos.
Se ponen en los vértices de las curvas y dirigen el tráfico a cambio de moneditas que les dejan los conductores de buena voluntad.
Después de verme pasar varios días, algunos comenzaron a darme los buenos días o las buenas tardes llamándome siempre por el título de “dama”.

Donde acaban los cerros está el puerto y la única extensión plana de la ciudad. Son, literalmente, cuatro calles que corren paralelas entre el mar y las montañas.
De día esta área concentra a trabajadores, funcionarios y marinos. De noche es un desierto humano.
El cambio que trajo la declaración de UNESCO 🔖
La razón para nombrar a Valparaíso como patrimonio de la humanidad fue su papel fundamentl en el inicio de la globalización.
En la segunda mitad del siglo XIX se convirtió en parada obligatoria para los barcos que viajaban entre el Atlántico y el Pacífico.
Pero tres cataclismos en nueve años acabaron con su esplendor: primero golpeó la viruela. Al año siguiente -1906- un terremoto arrasó la ciudad.
Finalmente, la apertura del Canal de Panamá en 1914 dictó el inicio de su decadencia. Convirtió a Valparaíso en innecesaria.
A partir de ahí, la ciudad se balanceó entre dos polos: el obrero, alrededor del puerto, y el militar, por estar allí la Comandancia en Jefe de la Armada, el brazo más conservador del Ejército chileno.
La declaración de la UNESCO hace poco más de 20 años añadió el turismo internacional como una pata más de la economía.
Otros Patrimonios de la Humanidad de Chile que he visitado:
🟢 Salitreras de Humberstone y Santa Laura
🟢 Rapa Nui, de eso irá mi carta de la próxima semana
Las vistas… y las vistas de las casas 🏠
Al comenzar a caminar por los cerros se encuentran miradores sin buscarlos: Atkinson, Yugoslavo, 21 de Mayo, Gervasoni, etc.
La mirada llega al puerto y a la vecina ciudad de Viña del Mar. Lo que cambia es la perspectiva según desde donde se mire.
La construcción de las casas busca lo mismo: visión interrumpida.
Su estructura puede ser engañosa y a muchas se les conoce como casas mentirosas.
A nivel de calle sólo se ve un piso, pero al cruzar al cerro siguiente el hogar humilde y pequeño resulta tener tres o cuatro pisos hacia abajo, con terraza mirando al océano.
Muchas se pintan con colores, dándole a los cerros de Valparaíso su aspecto de ciudad pastel.

Dos construcciones son mis favoritas. De forma diferente se asemejan a legos coloridos.
Por un lado, el hotel Winebox, que es una amalgama de contenedores marítimos y, por otro, la Sebastiana, que perteneció a Pablo Neruda.
Visto desde fuera, la Sebastiana parece un despropósito.
Pero vista desde dentro es evidente que es la obra maestra de un hedonista al que le gustaba jugar.
No tengo fotos porque la fundación que gestiona las propiedades nerudianas lo prohíbe.
Pero te cuento que desde su sillón el poeta podía ver, girando levemente el cuello, el puerto, los cerros de Valparaíso y Viña del Mar.
Envidio esa panorámica tan amplia. Nunca he visto otra igual.
Más allá de asombrarme, no sé qué pensar sobre el caballo de un carrusel que se trajo desde Francia y lo usó para crear un efecto de movimiento en su salón.
Tampoco de los ropajes japoneses de su tercera esposa ni de la sopera-vaca en el centro de la mesa usada como coctelera.
Pero no me cabe duda de que en La Sebastiana hubo grandes fiestas.
Los murales y el arte callejero de Valparaíso 🎨
Se considera que el primer gran mural urbano de Chile se pintó entre Valparaíso y Viña del Mar en los años 60. Pero es a partir de los años 80 cuando estalla esta forma de arte.
Se calcula que hay más de 1.400 murales, son de toda temática y estilo, pero quizá los más numerosos son los dedicados a Valparaíso, puerto, ascensores y personajes típicos, como el chinchinero con su tambor a la espalda.
También son abundantes los murales gatunos, aunque nadie ha sabido explicarme la razón, salvo que en la ciudad hay muchos que observan sin ser vistos.
Lo que sí se ven son los numerosos perros callejeros, pero apenas son retratados en los murales. Quizá porque su caca nadie la recoge y se convierte en una inconveniencia.
Además, los pueblos originarios están representados en un buen número de murales, especialmente los selknam, originariamente de Tierra de Fuego y casi extinguidos por genocidio.

Pero sin duda el motivo más llamativo de los murales es el político. Está omnipresente.
Luego está la Puerta Roja, un estilo en sí mismo. Es simplemente la puerta de una casa.
La pintaron así porque a los propietarios les pareció bonito. Hoy no tienen manera de deshacerse de los turistas que se colocan frente a ella para sacarse fotos.
Es un falso mural lanzado al estrellato por el poder de Instagram.
Escaleras y juegos 🪜
En Valparaíso las escaleras se pintan de colores, se llenan de frases o se metamorfosean en mural. Juguetonas, políticas o aspiracionales.
En medio de murales y escaleras, hay juegos como toboganes o la “escultura” que me fascina de ¨escribe y deja un deseo mientras te llevas el de otra persona¨.
El deseo que yo dejé no lo cuento, pero el que me llevé decía: “No Trump”. Desde entonces me acompaña el papel arrugado en un bolsillo.
La anarquía del graffiti rayado 〰
Está en todas partes, aunque se concentran en zonas obreras.
Según me contaron, esta actividad alcanzó su punto álgido durante el estallido social.
Hay calles en las que no queda centímetro de pared por desfigurar, mutilar, raspar, arañar o marcar.
Es falsa la creencia de que si una pared contiene un mural se va a respetar. Puede ser así entre los artistas, pero no entre los “rayadores”.
Sin embargo, hay un edificio impoluto ubicado en una zona de mucho graffiti embarullado.
Es la sede de la Armada, un edificio enorme en azul bebé. No sé si la ausencia de pintadas se debe a que tienen el dinero para repintar sobre los graffitis o si nadie se atreve a tocarlo.
Y hasta aquí llega la carta de hoy👋🏼.
👉🏼 Sigue una curiosidad y unos regalitos.
🟢 Valparaíso y los coños republicanos.
En 1939 el gobierno chileno se movilizó para permitir el ingreso a Chile de 2.400 exiliados españoles que estaban en Francia tras el fin de la Guerra Civil.
En la operación participó Pablo Neruda como cónsul especial de Chile en Francia para la emigración española y colaboraron económicamente organizaciones solidarias de Chile, Uruguay y Argentina. Incluso los mormones de Estados Unidos.
Entre unos y otros reunieron tres millones de francos para salvar a 2.400 almas. (Valor de una vida humana: 1.250 francos).
La historia es muy bonita pero no tengo espacio para contarla. Pero os dejo un enlace a un programa de la Cadena Ser de España.
Resuelve para los españoles el gran misterio de por qué la población de Cerro Cordillera en Valparaíso recibió al Winnipeg con una gran pancarta que decía “Bienvenidos los coños republicanos”.
Cómo me reí.😂
(Gracias, David, por el enlace que aquí os dejo).
🟢 Regalos
Salgo de Chile el miércoles después de 72 días en el país.
Como aquí Correos funciona bien, enviaré ocho postales que me quedan a los lectores que las quieran. Sólo hace falta contestar este correo enviándome la dirección postal.
También tengo 4 marcapáginas de Chile. Me gustaría regalarlos y enviarlos a las cuatro personas que más recomienden esta carta a nuevos suscriptores.
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🥰 Gracias mil por estar ahí. Esta carta la he escrito desde Santiago de Chile.
Estuve pal 18 en Valpo. Ta muy lindo, como siempre. Bacán esta carta 🖤
Hace años que no visito Valpo…